23 jun 2011

Lo que hay que oír

Todos los días se oyen cosas que a uno le "maravillan" hasta el vómito. Ayer José Bono, presidente del parlamento español y buen representante de ese conciliábulo del dinero y la obediencia de partido, decía en Los desayunos de tve, con tono amenazante, que lo que tenían que hacer los dos grandes partidos era pactar contra las arrogantes minorías. De ese modo ignoraba por completo la queja, tan presente estos días, de que esas minorías están injustamente representadas en su cortijo de pensionistas prematuros. Y de paso, daba la razón a cuantos venimos diciendo que en el gallinero del PP$OE todos representan básicamente los mismos intereses, incluso cuando se pelean en temas que a los banqueros les trae al pairo.

Ayer también tuvimos que oír al señor Rosell, presidente de nuestros osados emprendedores de burbujas, que estos tienen "pánico a contratar" por la carestía del despido. Tanto ellos como los banqueros, el FMI, los acreedores europeos, y toda la tropa que ha hundido todo sin hundirse con todo, le "animan" al gobierno a que sea valiente y acometa las reformas que tanto ansían ellos, lo cual es como pedir a un perro que sea valiente para obedecer a su amo. Pero si algo teme el perro policía no es al manifestante pacífico, (incluso parece tener ganas de encontrarse con el ya mítico perro de la flauta), sino el azote que se va a llevar como no muerda a quien debe, (o la pérdida de la pensión de jubilación máxima y prematura). Por nuestra parte, los trabajadores y los parados, junto con nuestras familias, sentimos miedo ante los contratadores de cuya mano depende caer en el infierno del paro y la miseria desprotegida o salir del mismo. Así, tras el antiguo temor a la invasión de los que vivían al otro lado del muro de Berlín, hemos llegado al advenimiento de una nueva era de temores propios, productivos, mejores, dónde va a parar. ¿Alguien adivina cuál de esos temores crecerá y cuáles serán aliviados? Los dueños del empleo no deben temer nada. Nada deber perturbar su sueño y su empeño. Nada debe molestarles. Si alguien ve una mosca a su alrededor, por favor, que se la espante discretamente. Ya sabemos que su riqueza traerá nuestro bienestar ¿O acaso alguien lo duda? Fuera prejuicios entonces. Antes de que pierdan, les salvamos con lo ahorrado hasta en la comunidad de vecinos si hace falta. En sus manos y solo en sus manos ha quedado la responsabilidad de emplearnos desde que nos deshicimos de aquella tiranía de lo público. O mejor dicho, en sus manos ha quedado, no la "responsabilidad", perdón, (¿quién es uno para pedir responsabilidades?), sino la posibilidad de emplearnos por favor, por favor. Por tanto sus temores deben aliviarse a la voz de ya. Y ya llegará el día en que se cree empleo. ¿Cómo? ¿Que entre tanto qué? ¿Que el estómago no atiende a razones y en la calle se pasa frío? Pues emprended algo, coño, que si tenéis una buena idea, seguro que el banco os presta dinero. ¿O no?

Pero no queda ahí la cosa. Hoy mismo el señor Sarkozy ha dicho, en referencia al mercado mundial de alimentos, que "un mercado que no está regulado es una lotería que suele beneficiar a los más cínicos." (... pausa ... perplejidad ... ¿admiración? ... cara de bobo ... y finalmente la nausea) ¿Y qué hacemos con esta grandiosa frase pronunciada por un tipo alineado con los intereses neoliberales que ha sobrevivido políticamente al desastre financiero provocado por él y su cuadrilla desreguladora? Desde luego, sabe de lo que habla cuando habla de cinismo. Hasta este mismo año él apoyaba a los dictadores árabes, y ya iniciada la revuelta en Túnez, llegó a ofrecer apoyo a Ben Alí para reprimirla antes de cambiar de postura de un modo tan radical y súbito que aún debería tener tortícolis. No puedo quitarme de la cabeza la imagen de un Nicolás que al terminar este discurso y volver a alguna estancia privada, estalla en una brutal carcajada, satisfecho por haber representado el colmo de los cinismos. 

Desde aquí hoy quiero brindar a todos ellos mis jugos gástricos. (Se me saltan las lágrimas con el espasmo).

Y a los demás, feliz hoguera... 

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