2 mar 2015

La naturaleza de la actividad voluntaria - (2/6) Actividades voluntarias

A continuación trataré de definir y valorar lo que en esta serie de entradas voy a considerar englobado en el concepto de actividad voluntaria. Diría que se pueden distinguir tres grandes áreas:



         A - Mantenimiento y reproducción de la vida: cuidados y labores domésticas.

El cuidado de familiares dependientes y el de los menores, comenzando por algo tan elemental como la decisión de tenerlos, es claramente voluntario. La motivación está en el vínculo. Pero el sistema productivo se apropia de ese valor, de esa inversión en la vida misma, sin reconocerlo adecuadamente, y lo utiliza mucho más allá de lo que haría falta para producir los bienes necesarios para mantener la vida. Incluso el cuidado de uno mismo más allá de la mera subsistencia es necesario para que pueda darse cualquier actividad posterior y cualquier aportación a la sociedad, voluntaria o no, algo evidente en el caso de la formación. Ninguna producción y consumo serían posibles sin esas actividades que anteceden y soportan la producción. Somos interdependientes y el ideal individualista es una quimera.

Esto último lo explica de un modo excelente Yayo Herrero (8 minutos):
 


          B - Participación en la esfera pública: trabajo voluntario y activismo como el que habitualmente asociamos a la lucha contra problemas sociales y ambientales o en favor de los Derechos Humanos, así como la actividad política ciudadana, (no profesional).

Aquí conviene diferenciar entre lo que se conoce como tercer sector, (organizaciones sin ánimo de lucro en las que no sólo participan voluntarios sino muchos profesionales), y el voluntariado propiamente dicho: la actividad que muchas personas deciden libremente realizar sin cobrar nada a cambio, con frecuencia bajo la supervisión de dichas organizaciones. Esta disposición voluntaria, sin ánimo de lucro, es lo que nos interesa en este texto.

Hoy día se da la paradoja de que esta actividad a menudo se considera ejemplar, a la par que se apuesta por políticas que crean un mundo opuesto a esa ejemplaridad. Así, es habitual que se aplauda el trabajo de cooperantes en lugares empobrecidos del planeta mientras en la “metrópoli” se apoyan políticas que generan esa misma pobreza en una nueva forma de colonialismo.

El voluntariado viene a ser la excepción meritoria de las sociedades opulentas. Pero si tomamos conciencia de que las causas de esa pobreza son políticas, veremos que en realidad el voluntariado más necesario es el que actúa sobre la política de los países enriquecidos. También los problemas de pobreza y desigualdad en el seno de los países opulentos tienen un claro origen político y deben considerarse una forma de represión económica. Del mismo modo, las luchas ambientales serían innecesarias si desde el control político ciudadano pudiera impedirse el inicio de los desmanes. Las soluciones se escapan continuamente cuando sólo actuamos sobre las consecuencias y no sobre las causas de los males sociales.

Constatar esto no resta valor alguno al trabajo voluntario sobre esas consecuencias sino que más bien, al contrario, muestra la necesidad de que se generalice la actitud de los voluntarios y de que se extienda a otros ámbitos. De hecho quizá sean los propios voluntarios los más conscientes de este problema. No en vano es activismo político gran parte de lo que se engloba en la categoría de voluntariado. Además, el trabajo en los lugares donde se visibilizan los daños a menudo tiene la virtud añadida de actuar como una señal informativa, una llamada de atención sobre problemas emergentes que debería hacer reflexionar al resto de la población de cara a reorientar las políticas públicas. Cuando un número creciente de personas se involucra voluntariamente en alguna denuncia, hay que tener en cuenta que ese sacrificio, en el que no media beneficio, nace de algún valor. (Exploraremos esta idea en posteriores entradas).

Pero la absorción del tiempo por parte del mundo del trabajo pone difícil la participación en los asuntos públicos en general, en sus procesos de deliberación, decisión y gestión. La vida política, que debería ser una dimensión esencial de toda vida a juzgar por cómo las decisiones políticas nos afectan a todos y al mundo que compartimos, nos ha sido hurtada por los profesionales de la representación, los comerciales de la política y sus agencias, los partidos, esos intermediarios contratados que no tienen ningún interés en consultarnos sobre asuntos concretos, como si se tratara de una privatización (o de una subcontratación) de la política, correlativa a la invasión comercial de la vida en general.

Esta falta de asertividad política para hacer valer el criterio propio, quizá a causa de la idealización de los expertos, nos ha abandonado al determinismo de la rentabilidad y al criterio de que quienes tienen poder económico para contratar a estos expertos -¿qué escuelas de pensamiento se favorecen?-, con indiferencia hacia quienes quedan excluidos y con independencia del destino final, claramente insostenible.
 
Fuente: Center for de Advancement of the Steady State Economy

         C- Ampliación de posibilidades: asociacionismo, cultura libre, pasiones personales, espiritualidad.

No hay por qué pensar que las pasiones personales sólo tienen relevancia para quien las pone en práctica. De hecho gran cantidad de los avances científicos o culturales del pasado, de los que hoy se beneficia la humanidad, se debieron a la pura afición. El aprendizaje autónomo y la adquisición de cultura en general se traducen en beneficio social.

En el caso del asociacionismo esta búsqueda de una ampliación de posibilidades suele incluir la categoría anterior: trabajo voluntario en todo tipo de organizaciones sociales más o menos lúdicas, pasionales o espirituales pero que requieren compromiso organizativo, (asociaciones de aficionados, culturales, coleccionistas, deportivas, religiosas, etc.), y que con frecuencia aportan formación o facilitan una integración social activa a muchas personas al margen del consumo en el mercado. La falta de inquietudes nos deja en manos del ocio comercial al igual que la falta de criterio político deja los asuntos públicos en manos de los intereses comerciales.

 
"He leído que uno de los elementos determinantes del éxito del software libre es que siempre ha permitido un elemento lúdico. Es como decir que permite que los seres humanos se comporten como tal y que ahí está la fuente de inspiración para sus innovaciones. Hay una gran diferencia entre eso y algo que solo tiene relevancia cuando puede monetizarse o si es compatible con un producto o un activo. Creo que el gran reto -y éste es uno de los motivos por el que me atrae tanto el procomún- es otorgar un reconocimiento público y un poder funcional a estas nociones de la humanidad más inclusivas." 

David Bollier en esta entrevista:



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