- Es falso que el mercado libre sea sinónimo de libertad: la llamada "libertad económica" equivale a la ley del más fuerte, nos deja en manos de la coacción privada. Y no todo el mundo parte del mismo punto en este cruel "juego" de eliminatorias.
- Es falso que el liberalismo político y de conciencia, el liberalismo intelectual, esté indisolublemente vinculado al liberalismo económico. Los valores de la ilustración están brillando ahora mismo en las prohibidas asambleas de las plazas donde el megáfono es de todos y es libre tanto el conocimiento como la crítica.
- Es falso que al liberalismo económico le interese la democracia, como ya demostró la triunfante escuela de Chicago en la dictadura de Pinochet, y en tantos otras dictaduras.
- Es falso que los precios de mercado sean un justo equilibrio entre las posibilidades de producción y la demanda realmente necesaria. Las incesantes burbujas de precios, como la de la vivienda o la aún más dramática -y actual- de los alimentos, hacen evidente esta distancia entre el precio y el valor. Cuando las burbujas pinchan y los precios se ajustan a la realidad, muchas personas ya han quedado hipotecadas de por vida, o es demasiado tarde para ellas.
- Es falso que sea necesario un Master in Business Administration para poder hablar de economía, para poder percibir la injusticia.
- Es falso que la renta per cápita represente el poder adquisitivo de las personas. Si yo gano mil euros y tú ninguno, es falso que nuestra renta per cápita sea de quinientos euros. Es absolutamente falso que haya una "renta por cabeza" en ese caso. Solo los economistas lo ignoran.
- Es falso que la abundancia de conocimientos no pueda suponer estupidez, en forma de confusión invasiva: invasión de falsedades o bombardeo de información irrelevante. Hay quienes invierten mucho dinero en armas de confusión masiva, tanto en los medios de comunicación como en las universidades.
- Es falso que el crecimiento personal o la aportación de cada uno a la sociedad se pueda medir por el crecimiento económico, y que este pueda darse ilimitadamente.
- Es falso que no vayamos a pagar los costes ambientales de la producción que no anota esos costes en el precio de los productos. El crédito desmesurado parece bonito cuando llega, antes de abrir las puertas de un infierno interminable, también en el medio ambiente.
- Es falso que los objetivos del milenio -no sabemos de qué milenio- no puedan conseguirse hoy mismo con voluntad política para ello.
- Es falso que proponerse para 2015 reducir a la mitad el número de personas que mueren de hambre sea un objetivo loable. El reverso tenebroso de esa frase es: "aceptamos que en 2015 todavía haya millones de personas que mueren de hambre, a pesar de la abundancia de bienes de lujo, mercado en auge actualmente". Las cifras superan con mucho a las del genocidio de Hitler.
- Es falso que la mayoría del mundo "democrático" esté de acuerdo con ese genocidio.
- Es mentira que la competencia favorezca la abundancia. Cuando los bienes ya son abundantes el mercado vela por la escasez, para mantener o subir los precios. Vela por la escasez de los alimentos, cuya producción se contiene en función del precio, a pesar de haya quienes mueren de hambre. Vela por la escasez del empleo, para que estemos dispuestos a pagar más por él, con mayores sacrificios.
- Es falso que en la mayoría de los países democráticos se cumplan los Derechos Humanos o sus propias constituciones. Los derechos sociales se violan impunemente al colocarlos como objetivos de la política económica en lugar de ser condicionantes primarios de su funcionamiento.
- Es falso que no tengas autoridad intelectual y capacidad para combatir de alguna manera todas estas falsedades.
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